5.13.2009

IFLAC ESPAÑA. Poemas de Julia Gallo

LA ESTELA DEL MÁRTIR

Roto el pecho
brota del corazón un santuario
sembrado de claveles
que ascienden al olfato hasta adherirse
al cuello en mil abrazos;
huelen a mayo y gritan alboradas
desde el vientre vacío,
desde el regazo abierto en carne viva
por el parto robado:
¡bermeja carne en flor,
estirpe de heroísmo y esperanza
esgrimiendo ideales!
Mas segaron el cáliz en vendimia
de calvario y de muerte.
¡Ah, grial desbordado de calostros
amargos como el paso
que hiere en cada vuelta el pavimento
de la vía ocupada,
la que torna al medroso en combativo
convirtiéndolo en madre,
clamor, Plaza de Mayo, en rocío
y abuelas peregrinas!
Tiene la leche el nombre y apellidos
de la sangre perdida
aquel día de azufre y de grilletes
mientras ellas entonan,
en racimo, las nanas de otro tiempo
a los hijos del alba.
Cada salmo in memoriam es gemido
de invocación al borde
de la cruz, la impotencia, el arrojo
en pos de un testimonio.
Cada vuelta es un bucle en la quimera
de la foto que busca
su voz, su yo, su alma ya prescrita.
¡Qué amargo vía crucis!…
¡Qué inmedible la lágrima y la pena
enquistada en el pecho!
Ya vivir significa sólo cita,
habitar los zapatos,
componer el pañuelo y la memoria
y zurcir los recuerdos
del fruto que perdieron y reclaman
las madres en la plaza
que no entienden que un hijo se evapore,
o que un nieto se pierda.
Y vacío de entrañas,
reproduce el calvario evocador
en el Gólgota propio:
mazmorras de tormento, hoy convertidas
en templo para artistas y poetas.
¡Bendita sea siempre
la silenciosa herencia de los mártires!





LÁGRIMAS DE SANGRE POR PALESTINA


La tierra no es de nadie, y es de todos
los seres que la habitan.
¿Quién decide tú puedes, y tú no,
asentar una casa y una vida
cuando el cielo nos brinda su tendal
y el sol brilla y calienta, sin hacer
distinción de creencias, razas, leyes…?
¡Cómo sangran tus calles y tus campos,
(mesiánica heredad) / (valioso predio).
Hoy lloras, Palestina -en tus ancestros
divergentes-, con lágrimas de sangre,
gemidos de metralla,
conducta de ceniza y desmemoria
de aquel otro holocausto.
Me lloras por tus niños inocentes
que no entienden de bandos e intereses,
de religión, poder o de caudillos.
Por niños adiestrados en matar
que no saben de infancia.
Y lloras, Palestina viuda, madre
de huérfanas entrañas,
zurcidas de matanza y de agonía,
salmodiando en los cruces de los fuegos
que tus frutos no mueran,
que la carne inocente no se torne
sacrificio de oscuro catafalco.
Me lloras, Palestina violada,
Palestina cadáver, escombrera;
y agitas la conciencia de otros pueblos
mas, dónde hallar tu paz, en qué tratado,
si se ignora el atávico precepto:
La tierra no es de nadie, y es de todos
los seres que la habitan.




Julia Gallo Sanz
Villarramiel (Palencia) Madrid ESPAÑA
19 febrero 2009





DIES IRAE

Ha pateado el hombre sus dinteles,
convirtiendo principios en falenas
rondadoras de fuegos de artificio.
Ha tirado, el hombre, a la basura
el abrazo del alba,
el suspiro que empaña las postales
con el vaho de amores y recuerdos,
y la voz presurosa de una madre
instando a los deberes.
Sediento de avaricia
ha cargado en su cuenta de trofeos
execrables listados de difuntos,
y olvidó, el hombre, los preceptos
de pieles hermanadas,
y quedó atrapado y aturdido
en aquel guardainfante de otra moda,
que bien fuera la jaula, camuflaje,
de fértiles caderas y deseos.
Y el hombre, cual eje del planeta,
ha perdido su centro, el equilibrio,
y se queja la mar en maremotos,
y se rompe la tierra con los sismos,
y diluvia el cielo en llanto, llora,
como lloró Sri Lanka..., por ejemplo.












H2O
H2O, no admite conjetura.
Un número y dos letras -bien preciso-.
¡Mas el agua seguro que no quiso
ser solamente fórmula tan pura!

El agua derrochada, ¡grave hondura
su llaga de sequía, cuyo liso
espectro de desierto será piso
donde la sed nos lleve a la locura!

Tierra y agua -¡bendito maridaje!-
germinar las semillas han logrado,
en un coito de mágico proceso.

Pero el agua se agota en el paraje,
y el hombre, sin creer, ha cuestionado
que al Planeta le pueda pasar eso.

*
Escéptico y gregario se adocena
en masa de indolencia y consumismo,
arguyendo que a él le da lo mismo
tragedia tan remota, tan ajena.

Y no atiende la alarma que ya suena;
embridado de atávico egoísmo
se hace el sordo, no escucha el cataclismo,
y el agua se nos va…,¡esa es la pena!.

¡Cuánto erial dejaremos a los hijos,
sin el jugo que avive el alimento…!
¿No nos pesa tal cargo de conciencia?

Pandemias poblarán los entresijos.
La memoria tendrá remordimiento.
Y perderá la Tierra su apariencia.

*
Se acuesta el “primer mundo” indiferente
por la falta del líquido elemento.
Y al “segundo” le aborda el sentimiento
de tener un problema bien urgente.

Pero existe un “tercero” con su gente
que no sabe de grifos -¡rudimento!-,
y serán los que en un primer momento
padezcan el estiaje más de frente.

Bramarán las cornetas de batalla
en pos de defender el riachuelo,
heredado de aquel último río

Será la convivencia una gran falla
la sequía tendrá regusto a duelo…
¿Anegará la sangre el regadío?




A la voz de fantoches sanguinarios
profanaron mi suelo,
mi casa, mis ancestros…
Esparcieron el llanto y el quejido
en salmos de réquiem,
en siembra de inequívoca matanza.
Llamaron liberar
a tanta indefensión multiplicada,
tiñeron de cinabrio el horizonte
sin líneas de respeto, ni fronteras.
Tasaron nuestra sangre por debajo
del precio del petróleo.
Llamaron a dolor hacer justicia
a cuenta de pequeños y de madres
-de leche amargada en los pezones
del contumaz expolio de la tierra-,
y tiraron la PAZ a los retretes
cual si fuera papel de celulosa;
siendo el miedo veneno ignominioso
-genuflexión de tantas dignidades-
masacraron en nombre de los “dioses”
del dinero, el poder y la venganza.
Ellos
rompieron de un sablazo
el cielo de los ojos.
Nos metieron las tumbas por la boca.
Nos partieron el alma y la memoria







LA PAZ

Pudo ser que dolida, relegada
por tanta podredumbre, tanto lodo,
no quiso saber más, lo dejó todo,
y la PAZ sucumbió de madrugada.

Pudo ser que ofendida y abrasada
subvirtiera poderes, de tal modo,
esquinazo nos diera en el recodo
de la mente ya loca, empecinada.

Se marchó, y rompiéronse naciones
al conjuro de “ya deshabitada”.
Nos dejó el albedrío en cada suerte.

Y en lugar de entonar vivas canciones
de metralla la boca fue llenada,
dando paso a la guerra y a la muerte.

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