Ojos que no ven.
Ojos que no ven, es la crónica de la bajada a los infiernos de una profesora de francés alicantina que decide someterse a una sencilla intervención de miopía para mejorar su calidad de vida.
Hablo de bajada a los infiernos porque a partir del momento en que pisa el quirófano empieza un largo declive hacia el tormento. Perdida de su visión, numerosas intervenciones para recuperar una vista destrozada por dos cirujanos, vía crucis de un especialista a otro para no quedarse ciega, para no perder su trabajo, para mantener su independencia como mujer, como ser humano.
Largo caminar por los pasillos fríos e inhumanos de la justicia, peregrinación amargada frente a la incomprensión general de los que la rodean, de los que no entienden su sufrimiento porque ahora es una invalida que ya no puede ejercer su profesión para la cual se preparó durante tantos años.
Este libro nos transmite la amargura de cualquier víctima de negligencia médica, con la diferencia que a los operados de cirugía refractiva, nadie puede adivinar el suplicio que les martiriza.
A pesar de las doce operaciones a las cuales la autora fue sometida, su profundo hundimiento por esta mala praxis y la reacción inhumana de algunos de sus conocidos, Harmonie Botella acaba su libro diciendo que la vida es bella.
Sus ganas de vivir una nueva vida, a pesar del trance ocurrido, le empujan a escribir incansablemente ( la mayor parte de este libro fue escrito con los ojos vendados por las intervenciones padecidas), a colaborar voluntariamente con numerosas ONGs y fundar con una amiga la asociación de Nuevos Escritores de El Campello ( A.N.U.E.S.C.A) que es uno de los puntos de referencia cuando se habla de poesía y literatura en la comunidad valenciana, y también en España.
I. Rebolledo
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