4.12.2009

ÉL Y ELLA


Miró hacia atrás, hacia ese pasado que había modelado este presente y vio un futuro que ya no tenía fuerzas para soportar.

No podía aguantar esos silencios, la indiferencia que la rodeaba desde hacía tantos años... Había perdido su alegría, la ilusión de verse protegida, rodeada por el hombre a quien amó y no supo verla, no supo que ella lo esperaba todo de él. Ella creyó que bastaría con estar siempre juntos, en el amor, en la lucha diaria, en los problemas, en las alegrías.

Pero nunca fue así. Ella había sido un añadido, un objeto que esperaba que ocurriese algo, que esperaba que la situación cambiase, un objeto que se iba haciendo añicos. Había aceptado el abandono porque se sentía como una intrusa en un mundo que no le pertenecía. Había aceptado el abandono pero su corazón se negaba a ello.
No tenía ningún refugio, ningún consuelo. Le pidió que recordara los años en los que ella aún no se moría de desesperación, cuando él aún no había perdido la memoria, la dulzura, el cariño... Le pidió que hiciera un esfuerzo, que recuperase su sonrisa, que no se dejara invadir por lo superficial, por lo ajeno, que la salvara del pozo en que se hundía y se pudría. Él siguió sin oírla.

Un día, él despertó, no entendió por qué la cama estaba vacía y fría.

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