8.17.2015

Trecientas luces.


Trescientas luces.

Centelleos de primavera entre flores,

verduras, tenderos y estallidos

se disolvieron bajo las bombas y pesares.

Guiños aduladores y castos

resistiendo a la metralla homicida

se transformaron en muecas de dolor insolentes.

Noventa verdugos ennegrecidos

sobre los colores irisados y resplandecientes

con los estruendos sordos y asesinos

licuaron la sangre de los inocentes.

Trescientos albores se desvanecieron

en los relámpagos de una oscuridad tétrica

que los malditos pájaros del odio profirieron.

Trescientos candiles se apagaron

cuando las sirenas de Alicante

como desquiciadas a la muerte aullaron.


Harmonie

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